jueves, 5 de diciembre de 2013

PRIMER POEMA




El primer poema que escribí
olía a muerte.
A una hermana que sin avisar se iba.
A unos tubos que no dejaban que se fuese.
La esperanza se mojaba hasta encogerse
y un estricto horario
sólo nos dejaba jalearla
diez minutos.
El resto lo empleamos
para ensayar un llanto
que tras veinte días de esa ausencia
acabó él por ensayarnos a nosotros.
Las noches, oscuras de por si,
eran eternas.
Los días, aunque hubiese sol,
eran oscuros.
El primer poema que escribí
olía a muerte.
Pero mi hermana aún tiene la suerte
de leerlo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario