miércoles, 4 de diciembre de 2013

CALLE SAN PEDRO (ONDA)

JUSTO EN ESTA CALLE Y JUSTO EN ESTE TRAMO
ESTA MI INFANCIA CLAVADA EN LOS RINCONES.



La estrechez de la calle San Pedro
aún tenia espacio para albergar
a una abuela viuda
y un abuelo sustituto
que a pesar de sus rarezas
a mi me quería con locura.
Los balcones de ambos lados de la calle
se abrazaban
y los geranios lloraban desde ellos sus hojas
sobre las piedras de un suelo
que de nuestro andar
guardaba al tiempo y la memoria.
La calle sólo existía los domingos
y comenzaba a renacer
después de misa,
por eso siempre que ella y yo
nos encontrábamos
lucíamos nuestras mejores galas y promesas.
Yo con mi brillante pelo humedecido
y ella brillante igual por el lamer de los gatos.

A ella le entregué las rodillas de mis pantalones
y ella a mi me dio
platos de arroz, chocolatinas,
toneladas de paz y tres amigos.
Un día le robé unos veinte duros
y ella me robó la infancia entera.
Y esperó paciente
a abrir la puerta de mi adolescencia
cuando los geranios avisaron
que para mi abuela
aquella sería la última primavera.



No hay comentarios:

Publicar un comentario