Temo
que me detengan
porque voy armado de
paz
hasta los dientes.
Poseo un arsenal
de abrazos de
construcción masiva
y una bomba
que puede cubrir el
planeta
de confeti.
Mis pistolas lanzan
palabras
con tanta precisión
que cuando apuntan
al blanco
ya no le queda más
remedio
que rendirse.
Temo que me detengan
porque en mis
secretas reuniones
la gente sólo ríe
y al poder la risa
le intimida.
Los poderosos no
saben reír como nosotros.
Ellos siempre están
pendientes
que no los apuñalen
por la espalda.
Nuestra risa es más
veraz,
es más tranquila
y siempre puede
dejar abierta
la puerta de mi casa
porque si algún
ladrón intentara saquearme
y quitarme todo mi
armamento y mis bienes
desistiría
enseguida
al ver que voy
armado de paz
hasta los dientes.
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