A
menudo olvido mi nombre.
Debe
ser porque lo uso poco,
ya que
al ir yo siempre conmigo
no
suelo llamarme nunca.
Pero
somos inseparables.
Igual
pasa un día entero junto a mi
bebiéndonos
el reflejo de los escaparates
y
después,
aún
agotado,
me
acompaña de noche
a
intentar dibujarle
unos
ojitos y una boca sonriente
a la
Luna.
Si
encuentro a alguien
que usa
el mismo que yo,
sin
querer me siento cómplice
y de
una manera sutil, silenciosa e imaginada
le
agradezco
que me
recuerde cómo me llaman
ya que
a menudo olvido mi nombre.
Debe
ser porque lo uso poco
ya que
al ir yo siempre conmigo
no
suelo llamarme nunca.
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