Esta mañana he ido con mi madre a una revisión al hospital de La Plana. Y esperando he parido esta sucesión de palabras.
En los hospitales
la gente se aferra a
la vida
con cualquier cosa.
Con los tubos que te
invaden la existencia.
Con el tímido rayo
de sol
que traspasa el
cristal
sin golpearlo.
Con el leve brillo
de los ojos verdes
de una hermosa
enfermera
que en media hora
acabará su turno.
La gente de allí
sabe que la muerte
tiene llave
por eso lo mejor
es esconderse
y que te ignore.
Pero en los
hospitales
a veces
suceden los
milagros.
Corazones destinados
al naufragio
comienzan a bailar
sin escenario.
Y si prestas
atención
puedes oír el
llanto
de una nueva
criatura
que ha venido al
planeta
y va a quedarse.
En los hospitales
estamos todos.
Los que vienen,
los que van
y los que no tenemos
más remedio
que esperar.
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