La vida tiene que ser
como un concierto de
jazz.
No planear los
movimientos
e improvisar
todo lo que sea
improvisable.
No contar que vas a
verla
para decirle que la
quieres.
Gritárselo en la
puerta
de su casa
arriesgando que ella
no este tras la
ventana.
Aplaudir cuando vuela
una paloma.
Cuando extraes el zumo
de un pomelo.
Cantar en lenguas
que no existen
y de sonrisas llenar
una gran taza.
La vida es como una
canción de jazz
que se vuelve,
más o menos,
atractiva
según el músico
que haga la
interpretación.
Sólo de nosotros
depende
hacer inolvidable
la actuación.
Neruda decía que la poesía no es del poeta... sino de quién la necesita.
ResponderEliminarYo creo que somos demasiados quienes necesitamos de esta.
Me ha encantado Javi.