domingo, 13 de marzo de 2011

alguna chica cumple los requisitos?


LA MUJER QUE YO QUIERO


             La mujer que yo quiero no necesita  
         lavarse cada noche en agua bendita.  
                                                               Joan Manuel Serrat      
                                                                     


La mujer que yo quiero,
o por lo menos,
la que yo quiero que me quiera
debe de cumplir unas básicas condiciones.
Tampoco hace falta que las cumpla todas
pero alguna de ellas
                                   estaría bien.

Debería tener en propiedad
una melena.
Una media melena.
Ni muy larga         ni muy corta.
No muy larga
para que el viento no pueda
cubrir su rostro
privando al mundo de la hermosura.
No muy corta
y que pueda ejecutar ese gesto,
solemne gesto,
de con el índice apartar
el cabello de su frente,
que en breves momentos
obstaculiza la visión
del futuro lugar que ocupará
cuando camine.

La boca de la mujer que yo quiero,
o por lo menos,
la que yo quiero que me quiera
tiene que parecer triste,
como si en ella se amontonasen
millares y millones de mudas palabras
intentando liberarse
en cada mueca.
Que su delicada comisura
no tienda a elevarse fácilmente
con sus risas.



Así, si alguna vez lo hace,
todos los que la rodeamos       en ese instante
          (yo,
           el sol o la luna     depende de la hora,
           el perro triste que camina sin dueño,
           bueno eso ya lo he dicho,
           la luz de la farola
           encendida o no      depende de la hora...)
valoremos más la odisea de su sonreír azul.

La mujer que yo quiero,
o por lo menos,
la que yo quiero que me quiera
debe de perder su mirada en el horizonte
cuando me espera.

Y al estar yo a su lado

mire mis pasos       que la acompañan,
mi frente                 cuando la pienso,
mis labios               cuando la beso
y mire mi pecho      siempre
que es sólo cuando la amo,
con sus ojos abiertos o no         depende de la hora.

Sus manos no estaría de más
que fuesen frágiles.
Que parezca que con un simple apretón
van a quebrarse,
pero a la vez fuertes,
para no cansarse de aplaudir
mis caricias y mis versos.

Con toda sinceridad,
estas condiciones
serían opcionales        no importantes.
Pero hay una que sí,       necesariamente
ha de cumplir la mujer que yo quiero,
o por lo menos,
la que yo quiero que me quiera,
y es que yo sea para ella
el hombre que quiere,
o por lo menos,
el hombre que ella quiere que la quiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario