sábado, 26 de febrero de 2011

POETA


No cuelga de la pared de mi estancia
una de esas cartulinas enmarcadas
con el nombre de uno mismo
en letras góticas,
explicando que eres tal
o eres cual.
Pero puedo hacerte una trenza
con tres rayos de sol,
para tu ombligo.

En el umbral de mi casa
no habita ninguna de esas placas doradas
con el nombre resaltado de uno mismo.
Y abajo no existe, más pequeña,
ninguna inscripción
que explica que eres tal o eres cual.
Pero puedo hacer que huelas
como las casas
donde hay un recién nacido.
Un perfume tierno,
como tierna la mueca
que te pienso para mí.

Tengo la suficiente cantidad de dinero
para ser inmensamente pobre.
Y si tengo que elegir gastar
entre un pan o tu sonrisa,
prefiero pasar hambre en tu alegría.

Podría haber sido médico.
Pero me tocó ser poeta.
Así que las dolencias del cuerpo
puede ser se me resistan.
Pero para los males del alma
tengo siempre un buen remedio
en un frasco con forma de verso.

Podría haber sido arquitecto
y construir una casa
donde aprueben la licencia.
Pero me tocó ser poeta.
Y puedo construirte, si quiero,
un castillo entre las nubes.




Podría haber sido empresario.
Contar dinero y billetes
todo el tiempo.
Pero me tocó ser poeta
así que sólo cuento silabas y versos
para poder hablarte el mar
en poco tiempo.

No tengo grandes pretensiones.
Me conformo con ser poeta.
Le estoy agarrando gusto a eso de,
cuando unos gritan
“Compra”, “Trae”, “Haz” o “Vende”,
yo ser feliz susurrando
un único y sincero
“Te seguiré esperando. Gracias”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario