jueves, 3 de febrero de 2011

Mi primera oscuridad.
Primera luz.
Mi primer manto.
Primera risa
y primer dolor
con su llanto.
Mi primer avanzar a ningún sitio.
Mi primer caer desde muy bajo.
Mi primer morder a la dulzura
que la naranja esconde entre sus gajos.
Mi primer deseo
y mi segundo.
Mi primer moldear tímidos pechos
que con la luna,
siempre iban a dormir
hacia otros lechos.
Mi primer silencio rasga el pecho.
Mi primera estación abarrotada
y en mi barbilla,
los tres primeros pelos
de una barba.
Y mi segundo silencio rasga el alma.
Mi primer decir: ¡ahí no voy!
Y mi primera disculpa a los demás
por no haber ido.

Mi primer oír un mar ajeno.
Y la sensación de sentirse
de los seres de la tierra
el más pequeño.
Mi primer insecto encarcelado
en el cristal que aún sabe a mermelada.
Mi primer creer que lo sé todo
y mi primer saber que no sé nada.
Mi primer despedir a un ser querido
con mi primer adiós
y sin olvido.
Las primeras llaves de la casa
donde guardo secretos
entre almohadas,
y mi segundo insecto encarcelado
en el cristal que aún sabe a mermelada.
Mi primera canción de poro abierto.
Y la primera libertad a mis insectos.
Mi primera hoguera
y mi segunda
en la avenida.
Mi primera muerte...
tu partida.

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