jueves, 20 de enero de 2011



Ya he encontrado la luna.

El día que no buscaba,

que ni apenas me acordaba

que andaba en busca de lunas,

por sorpresa yo la hallé.

Como si en verdad fuese ella

la que a mi me iba buscando

y de a poco me encontraba.

La busqué sobre los mares,

en noches de luz y estrellas,

entre el hilo de agua clara

que baja del riachuelo.

La busqué en los matorrales,

entre hojas de un helecho

Y detrás de las paredes

donde el cielo

se hace techo.

La busqué tantas jornadas

que agotado en el hastío

rendido caí en el suelo

un poco muerto de herido.

Entonces apareciste.

Blanca como la blancura.

Dulce como la dulzura

que amarga a quien no te tiene.

Y me miras a los ojos.

Con tu mano

de mis manos tomas una.

Levantando mi mirada

coincido con tus pupilas.

Me doy cuenta que dentro

acurrucada y temblando

estaba quien yo buscaba.

Allí encontré la luna

que yo deseaba tanto.

Temiendo quedar perdida

se resguardaba en tu llanto.

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